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En la madrugada del día
26 de octubre, un grupo de corraleños salíamos en autobús en dirección
a tierras de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, no sin antes
recoger a los compañeros que nos esperaban pacientemente en la Glorieta
de Pirámides
Tas unas horas de autobús, casi dormidos bajamos en la misma Plaza Mayor de Astorga, para comenzar nuestra visita al pequeño, dulce y entrañable Museo del Chocolate, donde la experta guía nos fue describiendo desde las semillas de cacao, los elementos y sus máquinas, su historia y el proceso de elaboración, terminando con la proyección de un video documental. Paseando, llegamos al impresionante edificio Gaudí, que al contemplarlo de lejos parece un castillo sacado de un cuento de hadas. Si por fuera impresiona, por dentro te maravillas de la armonía de sus formas arquitectónicas y la luz de los espacios. La visita guiada y las explicaciones detalladas nos ayudaron a comprender mejor la obra de arte del Palacio Episcopal, hoy Museo de los Caminos, y la de sus promotores como fueron el Obispo Juan B. Grau Vallespinós y su arquitecto Antonio Gaudí. Nuestra siguiente parada es pueblo pintoresco de Castrillos de los Polvazares. Paseando por sus calles empedradas pudimos contemplar sus casas y fachadas de piedra con tierra de color teja, detenidas en el tiempo. En el restaurante Juan Andrés degustamos su famoso “Cocido Maragato”, a parte de otras otras viandas. A la tarde llegamos a León. Una vez instalados en el hotel y distribuidas las habitaciones, salimos a pasear por el casco histórico de la ciudad para contemplar sus monumentos, plazas y calles para desembocar en el famoso barrio húmedo, donde damos cuenta de sus estupendas tapas.
En la mañana del domingo visitamos la impresionante catedral gótica de León, que ayudados de un audífono fuimos recorriendo el recinto de uno en uno, en silencio y atentos a las explicaciones hasta que se apagó su voz del teléfono. Acto seguido pasamos al claustro contiguo a la catedral. A continuación visitamos la Real Basílica de San Isidoro, comenzando por el museo donde se guarda un fabuloso tesoro de joyas de orfebrería, marfiles milenarias, para bajar al Panteón de los Reyes, cuna del arte románico y subir a la Biblioteca-Archivo, que alberga una colección de códices y documentos incunables. De vuelta a la catedral, subimos por una plataforma a contemplar de cerca la restauración y conservación del conjunto de vidrieras que instaladas en sus paredes, y las expertas explicaciones de la visita guiada hacen comprender el trabajo minucioso de su restauración. Para terminar nuestra visita, que mejor despedida que desde el restaurante Zuluaga, muy cerca de la Catedral. De regreso, ya en el autobús, no faltaron las últimas preguntas del cuestionario, que entre bromas y risas fueron entregadas para examinar quienes eran los ganadores. No hubo acertantes y se repartieron los premios a los que más se acercaron a la suma de puntos.
Texto:
Eugenio González. |