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La fiesta que se celebra el dos de febrero
conmemora la Purificación de la Virgen cuarenta días después del
nacimiento de Cristo, siguiendo la ley mosaica. La Candelaria festeja la
Purificación de la Virgen, por tal motivo esta fiesta popular tiene
gran arraigo entre las mujeres. Era frecuente que la mujer, acudiera a
la iglesia cuarenta días después de haber dado a luz a su hijo para
ofrecérselo a la Virgen. Las madres que durante el año habían dado a
luz ofrecían ese día a la Virgen sus hijos. Marca simbólicamente el
fin de la cuarentena, que es un periodo de infertilidad y por tanto es
el principio de la nueva fecundidad humana. Esta festividad es eminentemente religiosa, limitándose en numerosas ocasiones su celebración a misa y procesión que se desarrolla dando una vuelta por la plaza. Las velas y la torta de bizcocho es el ayuntamiento quien las paga. Estas ofrendas se completan con la entrega de palomas o pichones vivos, como símbolo de fraternidad y de paz, recordando las palomas que san José llevo este señalado día al templo. A la misa de la Candelaria asisten los ediles del ayuntamiento y la Justicia. Antes del comienzo de la misma se bendicen y reparten las velas que los asistentes reciben de manos del párroco. Estas velas permanecen encendidas hasta que termina la lectura del evangelio, cuando son apagadas, para volver a lucir en el momento de la Consagración; y vueltas a encender al final de la misa para lucir durante la procesión. En procesión, delante de la Virgen se sitúa el muchacho portador de la torta de la ofrenda, y el mayordomo con su vela encendida. La imagen, que es llevada a hombros, porta también una vela encendida, da una vuelta completa a la Plaza Mayor, antes de volver de nuevo a la iglesia. La vela que portan la Virgen y los asistentes a la procesión debe de estar encendida y es creencia generalizada que si se retorna a la iglesia con la vela encendida nos espera un buen año agrícola. Si, por lo contrario, la vela se apaga será un año malo en la agricultura. Esta creencia tiene una gran importancia dada la incidencia que tiene en la economía del pueblo la agricultura. Sin embargo, lo más lógico es que la vela se apague, debido al viento o lluvia habituales en un día de invierno. Al acabar la procesión el ayuntamiento, las autoridades, funcionarios e invitados se llevan las velas que portaron en la iglesia y en la procesión. La virgen se queda con la ofrenda de las palomas y la torta-bizcocho consistorial es repartida por el señor cura entre los asistentes integrantes de la comitiva, en pequeños trozos, para que llegue a todos los invitados. |
- Receta del bizcocho de la Candelaria -
- La Candelaria en el refranero español -
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