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Hombre de Neandertal de edad avanzada |
No resulta fácil escribir sobre los primeros grupos humanos que se asentaron de forma estable en el territorio de Corral de Almaguer, dado que para hacerlo con justicia y conocimiento de causa necesitaríamos retroceder en el tiempo hasta aproximadamente 2.500 años antes del nacimiento de Cristo y, como sabéis, hoy por hoy los viajes en el tiempo siguen siendo pura ciencia ficción. Es por ello que a la hora de investigar la vida y costumbres de nuestros más antiguos ancestros, no tenemos más remedio que conformarnos con estudiar e interpretar los escasos restos que han llegado hasta nuestros días. Restos que, como podéis imaginar, pasados 4.500 años, resultan poco numerosos y pobremente conservados, aunque suficientes para elaborar algunas interesantes hipótesis que nos ayudarán a entender mejor el pasado de Corral de Almaguer.
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Neandertal adulto |
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Neandertal adolescente |
No
debemos olvidar tampoco que, mientras la Península Ibérica y el
resto de Europa se encontraban sumidas en la edad de Piedra, en
Egipto se construían enormes pirámides y templos, y en
Mesopotamia se alzaban grandes ciudades y se utilizaba la
escritura cuneiforme.
Los
primeros asentamientos humanos en Corral de Almaguer
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Hachas, azuelas y puntas de flechas del Calcolítico de Corral de Almaguer |
Tuvieron
que pasar décadas de estudios y avances en la materia, para que
los grandes arqueólogos identificasen como prehistóricos algunos
tipos concretos de cerámica (campaniforme) facilitándonos de esa
manera la catalogación de algunas zonas del término de Corral de
Almaguer (Altovela, Sotolobos, Panzamorena) como lugares de
asentamientos humanos en tiempos remotos. No sería sin
embargo hasta el año 2005, como consecuencia de los estudios
arqueológicos de urgencia llevados a cabo durante los trabajos de
construcción de la autopista radial AP36, cuando salieran a la
luz los primeros hallazgos en profundidad de época prehistórica.
Y
fue en marzo de 2005, coincidiendo con los grandes movimientos de
tierra acarreados en la construcción de la futura autopista de
peaje, cuando se descubrieron en unas pequeñas elevaciones o
terrazas cercanas al margen derecho del Riansares (en la zona
conocida como la Botija) una serie de estructuras redondeadas
excavadas en el sustrato original del terreno. Terreno que, dicho
sea de paso, desde el punto de vista geológico se encuentra
formado por margas anaranjadas depositadas durante la era
terciaria. Del estudio de las mencionadas estructuras redondeadas
se encargaron los arqueólogos Aurelia Sánchez González y
Gregorio Ignacio Yáñez Santiago, reflejando los resultados de
sus investigaciones en una publicación editada por la Diputación
Provincial de Toledo, que lleva por título Actas de las II
Jornadas de Arqueología de Castilla la Mancha.
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Fotografía aérea de la zona excavada en la botija, en los terrenos por los que transcurriría la futura AP36 |
En la citada publicación, los arqueólogos nos describen la limpieza y delimitación de una superficie total de 29.264 metros cuadrados comprendidos dentro del área de la futura autopista, y el hallazgo de un total de 77 “hoyos, silos o fondos de cabaña”, de los que se excavaron un total de 54. De dicho estudio se desprende también que la zona de silos o fondos de cabaña debe ser mucho más extensa, pues ellos en esta ocasión se limitaron a estudiar únicamente los encontrados dentro de los terrenos por los que iba a transcurrir la futura AP36.
Los
fondos de cabaña
Aspecto de algunos silos o fondos de cabaña excavados en la botija |
Alrededor
o en las cercanías de los mencionados silos, se alzarían las frágiles
cabañas construidas muy probablemente a base de ramas
entrelazadas revestidas con varias capas de barro como aislante.
En la parte superior, un entramado de palos formaría la
estructura de la cubierta, revestida por haces de paja
superpuestos como techado del recinto. Estas cabañas debieron
erigirse de forma aleatoria, sin formar calles ni guardar orden
urbanístico alguno, al tratarse de viviendas habitadas por grupos
humanos seminómadas que las ocupaban de forma transitoria hasta
agotar los recursos vegetales y animales de la zona.
Detalle de uno de los silos o fondos de cabaña |
Y
es precisamente de esos últimos grupos humanos que los utilizaron
como basureros, de los que podremos extraer alguna información,
en base a los restos encontrados en su interior.
Hallazgos
encontrados en el interior de los silos o fondos de cabaña
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Fragmentos de cerámica decorada (Excavación de la botija) |
Mención
especial merece el hallazgo de parte de un pequeño esqueleto
humano (posiblemente infantil) depositado en una especie de
covacha lateral de uno de los hoyos, que algunos gamberros de la
población se encargaron de destrozar, impidiendo su posterior
estudio.
La
Cerámica
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Fragmentos decorados de los silos de la botija |
Se
trata de trozos de cerámica hecha a mano, en la que se evidencian
buenas calidades de los barros utilizados y una cocción irregular
que confiere zonas negruzcas al color del recipiente. En general,
los acabados son muy cuidados, alisados y bruñidos.
En
lo que respecta a las formas, del estudio de los fragmentos se
puede reconocer una serie de vasijas y cuencos de diferentes diámetros
y formas, en las que predominan las lisas para la actividad
diaria. También se identificaron ollas, cazuelas y fuentes, que
suelen aparecer decoradas con un resalte o “carena” en la zona
media o alta del recipiente, además de algunas asas y trozos de
grandes vasijas, ornamentadas con resaltes o mamelones.
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Vasijas de la Edad del bronce (Museo Arqueológico Nacional) |
Industria lítica o utensilios de Piedra
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Posibles moldes de fundición (la botija) |
Se
documentaron igualmente varios pedazos de molinos de mano
realizados en granito y lo que parecen dos moldes excavados en
piedra cuarcita bien pulida, para la fundición de punzones y
agujas de metal.
Conclusiones
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Reconstrucción de cabañas de la Edad del Bronce |
Estaríamos hablando pues de comunidades de pequeño y mediano tamaño, que establecieron sus poblados en zonas llanas y fértiles, siempre cercanas a ríos y arroyos, para practicar en ellas diferentes tipos de cultivos y desarrollar la ganadería. De los escasos estudios practicados hasta la fecha en la comarca y de la propia fragilidad de las estructuras habitacionales encontradas (cabañas), se desprende que los asentamientos debieron ser más bien temporales, trasladándose de lugar una vez agotados los recursos vegetales y animales de la zona.
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Hoz de lascas de sílex y molinos de mano del Calcolítico y Edad del Bronce. |
En
lo que se refiere a la vida diaria de los grupos humanos del
calcolítico y posterior edad del bronce, sabemos, gracias a los
abundantes restos cerámicos y líticos encontrados, que
fabricaban todo tipo de útiles de piedra, recipientes cerámicos
y algunos de metal (cobre primero y luego bronce), repitiendo una
serie de formas y tipologías que sugieren un evidente intercambio
comercial y de conocimientos entre las diferentes grupos de la península.
Los
habitantes del calcolítico y edad del bronce poseían
conocimientos sobre el cultivo de determinados cereales, viñas,
olivos y frutales, sobre la fabricación de derivados lácteos
(queso) y sobre la domesticación y pastoreo de animales de granja
(gallinas, vacas, cabras, ovejas y caballos) de los que obtenían
la carne, huevos, lana y pieles necesarios tanto para complementar
su alimentación, como para fabricar telas, vestidos y otros
objetos de la vida diaria. Actividades que compaginaban con la
pesca y caza tradicional, la elaboración de recipientes y objetos
de cerámica, de cestería y esparto y la fundición de armas y útiles
de metal.
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Cazuelas, cuencos, platos y otros recicpientes de cerámica hecha a mano durante la Edad del Bronce |
En
lo que respecta al mundo funerario, tanto los habitantes del Calcólítico
como los de la Edad del Bronce, enterraban a sus difuntos en fosas
excavadas en el terreno, con los cadáveres dispuestos en posición
fetal y recostados hacia uno de sus lados. De sus creencias en la
existencia del más allá, nos hablan los ajuares funerarios que
acompañaban a los cadáveres, tanto más ricos y completos como
importante era el estatus del individuo dentro del grupo, detalle
éste último que nos confirma la presencia de algún tipo de
jerarquía dentro de los poblados. En este sentido, no es
infrecuente encontrar túmulos funerarios de piedra, conocidos en
nuestra zona como “morras” o “motillas”, que vendrían a
corroborar la presencia dentro de la tribu de personajes de
especial relevancia.
En
Corral de Almaguer, la necrópolis o cementerio correspondiente a
la zona excavada durante la construcción de la autopista y
alrededores, debió situarse en el cercano cerro de Altovela, a
tenor de la cerámica campaniforme encontrada por simple rastreo
superficial. Con el paso del tiempo y en este mismo lugar, íberos
y romanos establecieron sus altares, hasta que finalmente surgió
de entre sus restos una ermita cristiana (Santa María del Campo),
que fue durante siglos la más antigua de la localidad.
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Vasijas campaniformes a la izquierda y fragmentos de cerámica campaniforme encontrados en el cerro de Altovela |
Igualmente,
a partir del estudio de los motivos decorativos y las formas de
los fragmentos encontrados por los arqueólogos en la excavación
de la autopista, se llegó a la conclusión de que la última
utilización de los hoyos, silos o fondos de cabaña (ya como
basureros), se produjo durante el final de la Edad del Bronce y más
concretamente, en un período conocido entre los especialistas
como Protocogotas, fechado entre el año 1700 a 1500 antes de
Cristo.
En
relación a este período, teníamos conocimiento también desde
muy antiguo, de la existencia de varios túmulos funerarios de la
Edad del bronce en uno de los picos de la "Sierra del
Gollizno". Sin embargo, la construcción de un repetidor de
televisión en la década de los sesenta, unido a la posterior
erección de un puesto de caza, dieron al traste una vez más con
las posibilidades de excavación.
Mil
años después de estos primeros asentamientos humanos, en el
Cerro de la Muela y en buena parte de la Sierra de Almaguer (mal
llamada del Gollizno) una nueva cultura conocedora de la fabricación
del hierro, la escritura y la cerámica a torno, establecería sus
poblados amurallados y progresaría sobremanera hasta la llegada
de los romanos. Se trata de la cultura Ibérica, de la que
hablaremos más adelante y de la que esperamos obtener alguna
noticia dentro de poco tiempo.
Rufino
Rojo García-Lajara (Junio de 2017)
(todos los derechos reservados)
(todos los derechos reservados)
Fotografías:
(Del autor, de la publicación arqueológica sobre el yacimiento de la botija, de varios museos españoles y del Neanderthal Museum in Mettmann, Alemania).
Bibliografía:
*Actas
de las Segundas Jornadas de Arqueología de Castilla la Mancha.
Diputación de Toledo
.-
La Botija, un nuevo yacimiento “protocogotas” en la
provincia de Toledo. Aurelia Sánchez González y Gregorio
Ignacio Yáñez Santiago
.-
Escaramujos, un campo de silos protocogotas-campaniforme en el
valle del río Cigüela (la Puebla de Almoradiel, Toledo).
Lourdes López Martínez y Jesús Martín Alonso.
*
El yacimiento campaniforme del “Alto del Romo” (Tarancón,
Cuenca). Asentamiento calcolítico en la Mancha Alta. Alejandro
Vicente Navarro, Juan Manuel Rojas Rodríguez-Malo, Javier Pérez
López-Triviño y Francisco Sánchez Seguido.
*
El cerro de la Atalaya (un yacimiento de la Edad del Bronce en
la Guardia (Toledo). Rebeca Lenguazco González y Olga Sánchez-Girón
Díaz.
*
Orígenes, desarrollo y ocaso de la cultura del bronce en la
Mancha. Luis Benítez de Lugo.
*
Eneolítico y Bronce en la mesa de Ocaña (Mancha Toledana).
Materiales líticos de la colección del padre Jesús Santos de
la O. P. (Centro de Estudios de Castilla la Mancha)