EL ABANICO, MÁS QUE COMEDIA
Crónica y fotografía: ALFREDO GARCÍA SALAZAR

 Un gesto mal interpretado o una conversación escuchada a medias dan lugar a un equívoco que despliega un extenso abanico de enredos y genera una realidad inventada. Es lo que sucede en El abanico, la obra que ha presentado el grupo Teatro de Hados en la segunda velada del festival Teatro en Otoño, organizado por la asociación Amigos de Corral. Comienza la representación con los propios actores preparando y colocando los elementos que configuran el espacio donde se desarrollan todas las escenas. Una forma de hacer partícipe al público de la artificiosidad de lo que sobre las tablas va a suceder. Presentan la obra de manera grupal, como una carátula en la que esbozan cantando el contenido del argumento. Un recurso que se repite en varias ocasiones a modo de resumen y anticipo de lo que va a acontecer. La evolución lineal de la obra, acotada en un mismo espacio en un corto periodo de tiempo, se muestra ágil y divertida, con un amplio reparto de actrices y actores a los que su director, Jesús Salgado, los lleva al máximo con voces impostadas y movimientos hiperaumentados cargados de dibujos remarcados con danza corporal y pinceladas musicales que aumentan la comicidad de las situaciones y los hechos cambiantes que enredan la trama, con pausas dramáticas que muestran la escena como una variante de plano secuencia invertido donde los personajes llenan el espacio actuando de manera individual armonizando el conjunto, dejando respirar al espectador. Una actuación coral cargada de matices que proporciona al público momentos de distendida diversión con las risas justas. El abanico presenta una sencilla trama de enredos heredada del clasicismo barroco, pero sujeta a las normas aristotélicas que abraza el teatro neoclásico. Una obra del italiano Carlo Goldoni, quien en el siglo XVIII reaccionó contra la improvisación y pantomima de la comedia del arte para proponer un teatro más racional, basado en la recuperación de la dignidad literaria del texto, en la profundización psicológica de los personajes y la observación de la vida real, con obras que buscan inspirar sentimientos positivos de manera sutil, pero ofreciendo un escape alegre y divertido a quienes las disfrutan, en un momento en que los cambios sociales comienzan a reflejar en el teatro una distinción entre la simple diversión y una concepción de las representaciones como espectáculo dirigido a un espectador de nivel cultural más alto. La puesta en escena de El abanico presentada en el III Festival Teatro en Otoño de Corral de Almaguer, a cargo del elenco de jóvenes llenos de vitalidad del Teatro de Hados, muestra un espectáculo con retazos de sainete, un divertimento de enredos que, como advierten los actores, “parece comedia pero es algo más”. “Conquistadores”, el apagado brillo del oro El Festival Teatro en Otoño sube el nivel El abanico. Teatro de Hados

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